Paradero
Ando la mar de contenta, con un bote de oreja a oreja;
mi Fantasma de la Guarda me obsequió este decálogo de loca enamorada
y eterna transeúnte.
Luego, comencé este viaje;
en alguna ciudad o puerto extravié el boleto de regreso
y un equipaje cargado de sueños;
conservo el maletín de las pesadillas.
De la oficina de quejas y reclamos me enviaron una nota la cual expresa :
“el camino de la vida tiene piedras afiladas y espinas”.
No me inmutó, al fin de cuentas para algo han de servir los zapatos.
El tiempo corre, se adelanta;
se encarama en la copa de los árboles;
hace mofetas, entorpece la vía;
pone barricadas de horas, días, meses.
Para continuar la ruta, dinamito con acertijos y corazonadas.
Las luces rojas de la explosión son para recordar que
“Si llego a algún lugar es porque estoy anciana o muerta”
Entonces, huiré de los atajos.
Café instantáneo
Cierro mis sueños
pero un pájaro luz
se desprende
del humeante café
Picotea mis ojos
caga mi rosa azul
trina rabioso
a sabiendas
que sólo existimos
en las grietas
de antiguas metáforas
El animal vuela
desaparece
como relámpago